Las cifras sobre los problemas de salud mental en el mundo son alarmantes. ¿En qué pueden ayudar un psicólogo y un psiquiatra frente a esta realidad?
Más de una vez escuchamos que personas que se encuentran atravesando una situación de sufrimiento se niegan a solicitar ayuda a un profesional de la salud mental: psicólogo o psiquiatra. Sin embargo, estas mismas personas no dudarían en llamar a un médico si detectaran alguna molestia en su cuerpo.
Según datos del Gobierno de España (2017), 1 de cada 10 adultos tiene un problema de salud mental; situación que se agravó a partir de la pandemia de COVID-19. De hecho, la OMS registra que 1 de cada 8 personas en el mundo tiene algún trastorno de salud mental.
A pesar de estos datos, hay cierta reticencia a solicitar ayuda. ¿Cuáles son las causas? ¿Existen mitos sobre lo que significa acudir a terapia? ¿Por qué hay tanto desconocimiento sobre cómo trabajan estos profesionales?
No abordar el problema no hará que desaparezca, sino todo lo contrario.
Para vencer estas resistencias y mejorar nuestra calidad de vida, conocer a qué se dedica un psicólogo y un psiquiatra puede ayudarnos a sentirnos mejor al momento de hacer la consulta. Veamos de qué se trata.
¿Qué es un psicólogo?
Un psicólogo es un profesional de la salud, específicamente de la salud mental. Sus estudios previos corresponden a una licenciatura en psicología; en general, con una duración de 4 años en España.
Al interesarse por la salud de las personas, los psicólogos trabajan sobre diferentes temas para comprender el comportamiento humano. Por eso abordan las conductas, las emociones, los sentimientos y los pensamientos de los pacientes. También son capaces de comprender los procesos psicológicos básicos, como la memoria, el lenguaje y la atención, entre otros.
En todo caso, el objetivo siempre es el bienestar de la persona, a través del logro de comportamientos más funcionales y adaptativos. Un psicólogo también está preparado para aplicar test, inventarios o cualquier otra herramienta que le permita orientar sus diagnósticos o intervenciones.
En relación con iniciar psicoterapia, existe una falsa creencia de que para consultar al psicólogo hay que tener un problema. Esto no necesariamente es así, ya que se puede acudir para un mayor autoconocimiento, para adquirir habilidades emocionales y sociales. Es decir, que sus intervenciones están orientadas a potenciar a la persona, su desarrollo y calidad de vida.
Esto pone en evidencia que la labor del psicólogo se vincula tanto con la promoción y prevención, como con el tratamiento y la rehabilitación una vez que una enfermedad o el problema se han manifestado.
Es importante mencionar que el título en psicología habilita no solo al ejercicio de la clínica, sino que también abre un abanico de opciones en otras ramas:
- Organizacional.
- Comunitaria.
- Educativa.
- Jurídica.
- Laboral.
¿Qué es un psiquiatra?
Por su parte, un psiquiatra también es un profesional de la salud mental. Sus estudios previos están ligados al ámbito de la medicina.
Según Vallejo Ruiloba y Leal Cercós (2005), la psiquiatría se ocupa del estudio, la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de los trastornos psíquicos. Estos comprenden tanto las enfermedades propiamente psiquiátricas como otras patologías psíquicas.
Si bien puede adquirir otra formación adicional e incorporar distintas herramientas, los psiquiatras suelen trabajar desde un enfoque más vinculado a lo biomédico y orgánico. Ello no implica que desconozcan lo social como un factor de enfermedad. Incluso, dentro de la psiquiatría, existen enfoques diversos, como la psiquiatría social y comunitaria.
3 diferencias fundamentales entre psicólogo y psiquiatra
Si bien ambas profesiones están vinculadas a la salud mental, tienen diferencias en cuanto a sus competencias y ámbitos de trabajo. Su actuación, para una atención integral, resulta complementaria.
1. Formación y estudios
Mientras que un psicólogo realizó una licenciatura en psicología, un psiquiatra completó la carrera de medicina y luego hizo una formación específica en psiquiatría.
Para ejercer en la clínica, al menos en España, el psicólogo realiza una especialidad. Puede ser el máster en psicología sanitaria (de 2 años) o el PIR (psicólogo interno residente), que es un programa de residencias para psicólogos de 4 años, al que se accede mediante un concurso de oposición. El PIR se efectúa en unidades hospitalarias y se especializa en enfermedades mentales. Cabe destacar que quienes no desean desempeñarse en el ámbito clínico, no necesitan dichas especialidades.
2. Foco de trabajo
Si bien depende del enfoque que empleen, en general, los psicólogos trabajan con los pacientes tomando en consideración datos del contexto social, las relaciones personales y familiares, las creencias y los pensamientos, así como las emociones. Los temas que abordan pertenecen a un campo más vasto y se valen de técnicas diversas, como la relajación, el role play y las cognitivas, entre otras.
Por su parte, los psiquiatras centran su atención en los aspectos fisiológicos y químicos del cuerpo humano. Más específicamente del cerebro. Para ello, pueden valerse de medicamentos.
Sin embargo, hay temas específicos que serán abordados desde la psicología y que, en general, responderán a ámbitos más cotidianos: orientación vocacional, autoestima, conflictos en las relaciones interpersonales.
3. Prescripción de psicofármacos
Si bien tanto psicólogos como psiquiatras pueden realizar diagnósticos, en caso de observar que es necesario iniciar un tratamiento con medicamentos, el psicólogo debe solicitar que el paciente visite al psiquiatra. Ellos son quienes están habilitados en el ejercicio profesional a prescribir psicofármacos (neurolépticos, ansiolíticos, antidepresivos, etc.).
A pesar de algunas diferencias, ambas profesiones pueden trabajar complementariamente en la búsqueda de la mejoría del paciente. Determinados trastornos muestran un progreso más efectivo cuando son abordados de manera interdisciplinaria.
¿Cuándo debo asistir a un psicólogo?
Comenzar psicoterapia es una decisión muy personal, que muchas veces suele estar acompañada de temores, prejuicios y vergüenza, además de mitos sobre lo que significa ir a un psicólogo. Sin embargo, es importante animarse a vencer las propias barreras y apostar por el cambio.
Algunas situaciones que pueden motivar una consulta psicológica podrían ser las siguientes:
- Cuando la persona siente que ya no puede hacer frente a ciertos problemas, que se ha quedado sin recursos para seguir adelante.
- Si los estados anímicos empiezan a irrumpir en nuestra vida diaria, dificultando el desempeño laboral, familiar, de pareja, etc.
- Frente a ciertas crisis propias de los ciclos vitales o por otros acontecimientos significativos, como un duelo, una mudanza, un divorcio. También ante problemas o dificultades propias del desarrollo.
- Para adquirir ciertas habilidades o mejorar aspectos de nuestra personalidad, carácter o conducta.
- Si otro profesional de la salud recomienda acompañar determinado tratamiento con psicoterapia. En la actualidad, es una práctica incorporada en la oncología, como lo afirma un artículo de Dialogues in Clinical Neuroscience.
¿Cuándo debo asistir a un psiquiatra?
Algunas de las situaciones que pueden motivar una visita al psiquiatra son las siguientes:
- Ante la presencia de alguna enfermedad mental, como trastorno bipolar o esquizofrenia. De igual modo, la atención también puede ser complementada con psicoterapia.
- Cuando se detecta la presencia de delirios o alucinaciones.
- Si otro profesional de la salud lo recomienda como parte del tratamiento.
No desistir del cuidado de la salud mental
Psicología y psiquiatría son disciplinas científicas diferentes, pero capaces de trabajar en conjunto si el caso lo requiere. Los profesionales deben procurar brindar información a los pacientes sobre los alcances de su profesión, ya que se trata de un derecho básico.
Además, hay que mantener una comunicación fluida para el mutuo entendimiento, para no desorientar con indicaciones contradictorias y lograr que el paciente se sienta seguro.
Por último, la elección del profesional es una búsqueda. No siempre logramos sentirnos a gusto con el primer psicólogo o psiquiatra que visitamos. El vínculo terapéutico es una construcción que lleva un tiempo de conocimiento y de confianza, así que es importante que, si no estamos cómodos, no descartemos la posibilidad de ser ayudados.
Fuente: Maria Fatima Seppi Vinuales / mejorconsalud.as.com