Cada vez es más común oír hablar de los distintos tipos de violencia que se pueden dar en el ámbito familiar. Existen desde la violencia doméstica, a la violencia de género, pasando por los abusos o el maltrato infantil. Todos ellos igual de importantes en cuanto a sus consecuencias físicas, psicológicas y sociales.
El problema radica en que no todo el mundo es capaz de diferenciar, y por tanto utilizar, correctamente estos términos. Por eso, en este artículo trataré estas variantes de la violencia dentro del entorno familiar para que las diferencias queden claras y podamos utilizar cada uno de los términos con la precisión que requieren.
“La violencia no es solo matar a otro. Hay violencia cuando usamos una palabra denigrante, cuando hacemos gestos para despreciar a otra persona, cuando obedecemos porque hay miedo. La violencia es mucho más sutil, mucho más profunda”
-Jiddu Krishnamurti-
¿Qué es la violencia doméstica?
La violencia doméstica es aquella que es ejercida dentro del núcleo familiar. Es toda violencia que se ejerza sobre las personas que conviven en el hogar, tengan vínculos sanguíneos o no. Esto quiere decir que la violencia doméstica incluye: la agresión entre cónyuges, de padres a hijos, de hijos a padres o cualquier otra persona integrada en el seno familiar que conviva con el agresor, incluso aunque no sean hijos biológicos.
Dicho de otra forma, para la violencia doméstica cualquiera puede ser agresor o víctima mientras sea integrante del mismo núcleo familiar aunque no haya vínculo de sangre. Lamentablemente, desde los medios de comunicación suele equipararse este tipo de agresiones a la violencia de género, cuando el primero es un concepto mucho más amplio.
¿Qué es la violencia de género?
La violencia de género son los actos de violencia, ya sea física y/o psicológica cuando entre agresor y víctima, exista o haya existido una relación afectiva o sentimental equiparable a la conyugal. Esta agresión la realiza el hombre sobre la mujer y no está ligada a la convivencia de ambos.
La diferencia entre los abusos, el maltrato y la violación infantil
Por desgracia no solo los adultos en el contexto familiar sufren o pueden sufrir algún tipo de violencia. Existen también los casos de abusos, sexuales o no, el maltrato y las violaciones. Estos términos tampoco reciben un uso adecuado en los medios de comunicación ni cuando se trata de la infancia ni cuando se habla de ellos en víctimas adultas y fuera del entorno familiar.
Los abusos pueden ser físicos, psicológicos o sexuales. Son físicos cuando se hiere o lastima al menor, psicológicos cuando hay humillaciones o vejaciones hacia el niño y sexuales cuando se realizan actos obscenos delante del niño o se realizan contactos sexuales.
Por tanto, el término abuso es mucho más amplio y puede incluir al maltrato, cuando solo se cometen agresiones físicas, o a la violación, cuando se cometen agresiones sexuales que implican contacto carnal y no solo exhibicionismo o actos obscenos.
Intervención psicológica en los diferentes tipos de violencia familiar
Una vez reconocidos y diferenciados los diversos términos que tratamos en este artículo, conviene nombrar los diferentes tipos de intervenciones psicológicas aconsejadas, tanto para víctimas como para agresores en estos casos, porque ambos son importantes.
En los casos de violencia doméstica en los que es un hijo el agresor y lastima a sus padres, suelen existir importantes problemas de comunicación donde se quiere expresar una emoción y no se sabe hacer de la manera más correcta. Además, los padres tampoco han sabido comunicarse ni establecer unas pautas de relación sana. Por ello, se suelen hacer intervenciones familiares que fomenten la comunicación y la cohesión, e individuales de control de la ira, entre otras.
Si nos encontramos con abusos infantiles, sobre todo de índole sexual, la intervención temprana es muy importante. Se tiene que buscar la reasignación del significado de esa experiencia, el tratamiento de los síntomas de la culpabilidad y el establecimiento de un entorno seguro para el tratamiento de trauma. Con los agresores se debe de aplicar los programas establecidos para el control de la agresión sexual y buscar su reintegración.
Fuente: Lorena Vara González / lamenteesmaravilosa.com