Las compras compulsivas son un problema de salud mental que genera un malestar significativo a nivel económico, emocional e interpersonal. El comprador adicto no logra tener control sobre sus impulsos y se deja arrastrar por ellos.
Detrás de su compulsión se puede hallar una autoestima baja, dificultades para controlar los impulsos y déficit en la regulación de las emociones. En este artículo, exploraremos qué otras causas existen, cómo se trata esta compulsión y qué hacer frente a ella.
¿Qué son las compras compulsivas?
Es un trastorno caracterizado por preocupación, impulsos y conductas disfuncionales de compra persistente. La compulsión de comprar es vivida por el individuo como algo irresistible e intrusivo. Es un problema que produce conflictos intrapersonales e interpersonales.
La adicción a las compras, conocida también como «oniomanía», fue descrita por primera vez por Bleuler y Kraepelin en el siglo XX. Se estima que aparece entre los 18 y los 30 años de edad.
Quienes padecen este trastorno manifiestan que uno de los principales desencadenantes son las emociones desagradables. No obstante, los estados de ánimo positivos también suelen ser detonantes.
Es común que las personas que realizan compras compulsivas tengan problemas de ansiedad. Al ceder al impulso, la ansiedad disminuye mientras incrementan las emociones agradables. El problema es que, al poco tiempo, la persona empieza a sentirse triste, culpable o enojada por haber caído en la compulsión.
Fases de la compra compulsiva
Este trastorno pasa por un ciclo conformado por cuatro fases. Estas etapas reflejan una serie de patrones emocionales y conductuales que retroalimentan el problema. Veamos cada una.
- Anticipación. El sujeto empieza a sentir el impulso de comprar, que puede ser desencadenado por alguna emoción (alegría, tristeza, ansiedad, excitación) o situación estresante.
- Preparación. El individuo planea su adquisición: dónde, cómo, cuándo y qué. Con el paso del tiempo, la expectativa, la excitación y las emociones de la fase anterior incrementan.
- Compra. La persona experimenta euforia o un alivio placentero del malestar emocional que sentía. Al comprar, el impulso de seguir adquiriendo cosas se vuelve incontrolable, por ende, termina comprando más de lo que había planeado.
- Decepción. En esta fase, el comprador se siente decepcionado de su conducta compulsiva, experimenta culpa, rabia, rencor, desilusión… Esta incomodidad afectiva puede llevarlo a reanudar el ciclo para aliviar el malestar.
Características del comprador compulsivo
El perfil de un comprador compulsivo es muy diverso, pues, a cada uno lo motiva una razón o emoción diferente. A pesar de eso, es posible delimitar algunas características generales de este tipo de compradores:
- Gastan más de lo que tienen.
- Prefieren comprar en internet.
- Solicitan préstamos o créditos adicionales.
- Experimentan sentimientos de aislamiento y rechazo.
- Tienen dificultades para controlar el impulso de comprar.
- Siente una ansiedad creciente que solo se aplaca al comprar.
- Tienen muchas deudas, problemas legales, conflictos interpersonales.
- Experimentan emociones (como placer y excitación) agradables al comprar.
- Gastan tiempo, dinero y energía buscando bienes preciosos para adquirirlos.
- Están más centrados en el proceso de adquirir algo que en el objeto mismo o su uso.
- Suelen pasar más tiempo en internet cuando la tecnología les permite hacer compras.
- Suelen comprar bienes caros o ropa de diseñadores famosos para impresionar a otros.
- Compran sin pensar en el efecto negativo que generan sobre sus vidas o las de los demás.
- Ocultan sus compras, lo que hace que familiares y amigos se vuelvan desconfiados con ellos.
- Padecen de impulsos abrumadores, irresistibles y repetitivos de comprar artículos inútiles o innecesarios.
- Por lo general, padecen condiciones comórbidas como depresión, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastornos alimentarios, trastornos de ansiedad, entre otros.
¿Cuáles son las causas?
Debido a su complejidad, aún no se conocen las causas de este problema de salud mental. Sin embargo, se han propuesto varios factores psicológicos, biológicos y sociales que influyen en su aparición y conservación.
A nivel psicológico, se cree que el deseo de mejorar el estado de ánimo y la baja autoestima están asociados a su desarrollo y mantenimiento. Asimismo, se ha pensado que es un mecanismo empleado para evitar problemas y que está mediado por la impulsividad.
Con respecto a los factores biológicos, el déficit en el funcionamiento del sistema dopaminérgico, serotoninérgico y opioide está vinculado a estas conductas adictivas. Estos centros del placer refuerzan las compras, lo que hace que estas se mantengan y que la persona tenga el deseo de incurrir en ellas de nuevo.
La crianza autoritaria, la negligencia, la falta de afecto en la infancia y la presión social hacia el consumo son otros factores asociados a la oniomanía.
Las variables contextuales cumplen un papel importante porque son un medio de socialización que le enseña a la persona a comportarse, relacionarse y consumir. En este sentido, los factores sociales tienen un rol clave en el desarrollo de las compras compulsivas.
De hecho, se sabe que es más común en países consumistas, donde proliferan productos y servicios y donde el crédito es más asequible. La masificación de las tiendas online también tienen una influencia destacada.
¿Qué ocurre luego de una compra compulsiva?
Por lo general, al instante la persona siente euforia y alivio. El placer que experimenta lo hace olvidar sus malestares emocionales (ansiedad, estrés, tristeza) o le permite incrementar la emoción positiva que ya sentía.
Sin embargo, poco a poco, el sujeto empieza a sentirse mal por el gasto excesivo realizado.
La culpa por haber comprado algo que no necesitaba o por haber adquirido más de lo que tenía planeado empieza a incomodarlo. La ira, el rencor y la decepción contra sí mismo se apoderan de él.
Es posible también que después de una compra el individuo tenga una nueva deuda o haya aumentado la que ya tenía. Esto puede traerle serios problemas financieros e interpersonales si es el sostén económico de una familia.
Todos estos nuevos malestares emocionales, financieros e interpersonales hace que busque de nuevo aliviar lo que siente mediante las compras. De esta manera, retoma su ciclo compulsivo y agranda más los problemas que ya tiene debido a sus gastos irracionales.
La oniomanía y su relación con otros trastornos mentales
Las personas con depresión pueden recurrir a las compras compulsivas como una forma de mitigar el impacto negativo que tienen la tristeza, el vacío, la desesperanza, la melancolía, entre otras. Encuentran en las compras una especie de automedicación que las hacen sentir bien temporalmente.
Las compras compulsivas también pueden estar asociadas con el trastorno bipolar. Cuando el sujeto entra en una fase maníaca o hipomaníaca tienen comportamientos irresponsables e impulsivos que lo hacen comprar cosas en exceso.
De igual modo, asociados a este trastorno aparecen también los trastornos de ansiedad. Los individuos ansiosos pueden apelar a las compras como un mecanismo para reducir la activación fisiológica, emocional y cognitiva que padecen como consecuencia de la ansiedad.
El TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) es otro problema de salud mental vinculado a las compras. En este caso, el acto de comprar es una forma de compulsión, usado como respuesta ante una obsesión.
El trastorno de acumulación, que es otro tipo de TOC, está íntimamente ligado a las compras compulsivas. Muchos de los que lo padecen no solo se resisten a desprenderse de sus posesiones, sino que también adquieren en exceso cosas que no necesitan.
Tratamiento para el síndrome del comprador compulsivo
En un artículo publicado en CNS Drugs se señalan los resultados del tratamiento farmacológico, en especial, con antidepresivos, antipsicóticos, estabilizadores del estado de ánimo y antagonistas de opioides. En dicha revisión, a pesar de que algunos medicamentos mostraron ciertos efectos positivos, no se mencionan pruebas concluyentes.
Con respecto al tratamiento psicológico, una investigación sobre el tema, publicada en Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría (2016), se propone como intervención efectiva la terapia cognitivo-conductual.
Los objetivos de este enfoque serían interrumpir la conducta compulsiva, desarrollar patrones sanos, reestructurar cogniciones, regular las emociones y desarrollar estrategias adaptativas de afrontamiento. De acuerdo con el estudio, las técnicas más eficientes para este trastorno son las siguientes:
- Prevención de recaídas
- Reestructuración cognitiva
- Técnicas de control de estímulos
- Solución de problemas específicos
- Creación de un nuevo estilo de vida
- Exposición con prevención de respuesta
- Exposición programada a situaciones de riesgo
- Entrenamiento en afrontamiento de emociones negativas
En algunos casos, es suficiente con el trabajo psicoterapéutico, sin embargo, en otros, es más conveniente un trabajo interdisciplinario con otros profesionales de la salud. Todo depende de la intensidad y de la dinámica del trastorno. En cualquier caso, el acompañamiento profesional es fundamental.
Fuente: José Padilla / theconversation.com