Así es como los peritos psicólogos analizan las secuelas psicológicas tras negligencias médicas.
Tras recibir una intervención médica, pueden aparecer consecuencias inesperadas para nosotros, algunas de ellas generadoras de malestar o incluso con la capacidad de agravar una enfermedad que habría podido ser tratada con eficacia si se hubieran seguido los protocolos de tratamiento indicados en los estándares de buenas prácticas. En ocasiones, los efectos de este comportamiento negligente por parte del personal sanitario producen secuelas no solo físicas, sino también psicológicas.
Así, las secuelas psicológicas pueden afectar en mayor o menor medida a la persona que las sufre y la rama de la psicología que se encarga de identificarlas, estudiarlas y evaluarlas de manera científica, para depurar responsabilidades si fuera necesario, es la Psicología Forense.
El proceso de identificación y valoración de las secuelas psicológicas acaecidas tras una negligencia médica es realizado por parte de psicólogos forenses cualificados, y resulta determinante para probar que esta mala praxis se ha producido y para depurar las responsabilidades pertinentes.
¿Qué son las negligencias médicas?
Las negligencias médicas o de mala praxis son una causa de acción legal que se lleva a cabo cuando un profesional de la salud no actúa de acuerdo a las normas de su profesión y no basa su intervención en sus conocimientos o habilidades priorizando la salud y los derechos del paciente.
Este tipo de negligencias ocurren en el contexto profesional del especialista en el tratamiento de patologías, y sus causas pueden ser diversas: descuido momentáneo, casos de estrés, ansiedad, sobrecarga de trabajo, fatiga o exposición a elevados estados de presión laboral.
Los profesionales de la psicología forense son especialistas en aportar información relevante acerca de las secuelas psicológicas de un presunto caso de negligencia médica, para que en un proceso judicial se pueda esclarecer hasta qué punto hay formas de malestar que han sido infligidas a un paciente a causa de una mala praxis y si, como consecuencia, algo malo que le ha pasado a la persona atendida es responsabilidad o no del profesional que ha efectuado dicha intervención.
Además, esta labor de peritaje psicológico ayuda a cuantificar y/o analizar los daños que esta pueda tener en la persona tratada, para conocer el alcance de ese comportamiento inadecuado o incluso ilegal. En psicólogo no dirime quién debe compensar a quién por lo ocurrido; tan solo provee de información valiosa para que los jueces puedan llegar a una conclusión comprendiendo en profundidad lo ocurrido.
En función de la actuación negligente de un profesional de la salud, podemos diferenciar dos tipos de negligencias médicas que comportan características distintas: la imprudencia médica y la impericia.
Mientras que la imprudencia médica consiste en la realización de una conducta temeraria que pone en riesgo la salud del paciente; la impericia se basa en una falta absoluta de conocimiento, habilidad, experiencia o recursos técnicos a la hora de ejecutar su trabajo por parte del profesional.
Valoración de las secuelas psicológicas en las negligencias médicas
A la hora de realizar con exactitud un informe psicológico forense para probar una negligencia médica es importante llevar a cabo una valoración rigurosa, científica y exacta de las secuelas psicológicas que haya podido ocurrir durante una intervención profesional.
Estos son los principales aspectos que se tienen en cuenta en la valoración, por parte de los profesionales especializados en psicología forense.
1. Tratamientos anteriores
Lo primero que debe constar en un informe de negligencia médica es un análisis de informes sobre tratamientos anteriores que haya tenido la persona, así como la evolución de los mismos hasta la fecha.
Relatar de manera detallada los antecedentes clínicos de la persona resultará de gran importancia para valorar posibles causas de su patología, ajenas a una negligencia médica, si existen.
2. Impacto de la intervención
En segundo lugar, el informe indicará el impacto de la intervención médica que estamos evaluando, a la que ha sido sometida la persona, así como sus secuelas psicológicas demostrables.
Este análisis debe realizarse de manera objetiva y debe estar basada en el método científico en todo momento, para preservar la validez del informe.
3. Evaluación profunda del estado actual
Esta evaluación del estado actual de la persona debe hacerse mediante la puesta en práctica de entrevistas profesionales con psicólogos cualificados y también de análisis de medidas objetivas realizadas por pruebas estandarizadas.
Evaluar el estado de la persona resultará de gran importancia para valorar si sus patologías son producto de una intervención profesional negligente.
4. Análisis de casos de simulación
En algunas ocasiones es posible que la persona puede estar fingiendo o simulando su enfermedad o patología de todo tipo.
Es por eso que se debe evaluar concienzudamente su estado para descartar cualquier caso de simulación.
5. Análisis de la capacidad de avance
Es importante también medir, evaluar y analizar la capacidad de avance o recuperación de la persona, tras haber sido expuesta a tratamientos y medidas de sanación.
Este análisis nos permitirá evaluar de qué manera evoluciona el paciente tras la negligencia y si surten efecto o no las medidas de mejora posteriores.
6. Estimación en puntos según baremo
Como se ha indicado, todas las pruebas realizadas en el paciente deben ser estandarizadas y contrastadas.
En caso de que sea necesario, puede aplicarse una estimación en puntos según el baremo de la ley 35/2015.
7. Análisis de otras causas
A continuación deben ser analizadas otras causas que puedan estar detrás de cualquier patología que pueda tener la persona.
Esto sirve para asegurar que su estado no obedece a una negligencia médica y que existen otras causas posibles.
8. Conclusiones forenses
Tras analizar otras posibles causas distintas a la negligencia que puedan explicar lo sucedido, es el momento de presentar las conclusiones científicas del informe forense.
En este apartado se debe indicar de manera resumida cuál es el estado psicológico actual de la persona y de qué manera este interfiere con su vida normal tanto a nivel personal, como familiar y laboral.
Además de eso, se deberá explicar de manera pormenorizada el nexo causal entre la negligencia y la situación médica derivada de la persona, tanto psicológica como física, detallando cada una de las patologías actuales.
Por último, cabe explicar el tratamiento que debe seguir la persona y su pronóstico para los próximos meses o años.
Fuente: Azor & Asociados / psicologiaymente.com