Muchos de nosotros estamos acostumbrados a escuchar frases en relación a la ansiedad, donde hacen alusión a controlarla, eliminarla o incluso a evitarla; lo que ha dado como resultado que percibamos a la ansiedad, como si fuera el terrible y maléfico enemigo al cual tenemos que controlar a como dé lugar. Pero, ¿es esta emoción tan “conocida” por nosotros, tan mala como creemos que es? ¿realmente se merece que la veamos tan así?
Primero, ¿a qué puede deberse que tenga tanta mala fama? Quizá sea porque que aun cuando la ansiedad sea una emoción y haya desempeñado un importante rol a lo largo de nuestra evolución como especie, haya sido eclipsada por el famoso concepto diagnóstico de trastorno de ansiedad, que, para hacerlo todo aún más confuso, no solo se le termina conociendo simplemente por ansiedad (si igual que la emoción) sino que, además, describe a la ansiedad desde una perspectiva psiquiátrica que incluye conceptos como trastorno, problema, afección, etc. Obviamente con esta fama, quien, en su sano juicio, va a querer si quiera experimentar un poco ansiedad en su vida.
Todo esto obviamente enciende nuestras alarmas, y hace que veamos a la ansiedad desde la mirada de una presa que huye o lucha por su vida ante la presencia de su depredador; lo que en consecuencia termina creándonos más problemas que soluciones y que con frecuencia nos hace pagar un alto precio debido al efecto colateral en diferentes áreas de nuestra vida que son muy valiosas para nosotros: luchar, huir, evitar, etc. terminan siendo parte del problema, pero entonces, ¿qué hacemos? ¿sentirla? ¿aceptarla? Parece una locura, pero ¿qué tal si hacer esto nos sirviera para salirnos de la ruta de problemas por la cual hemos venido transitando a tropezones todo este tiempo?
Lo segundo que podría explicar en parte el hecho de que respondamos de manera tan reactiva ante esta emoción es, por un lado, nuestra falta de pericia para usarla funcionalmente, nuestro desconocimiento para entenderla y ponerla en contexto, así como algunos de nuestros recuerdos experimentando una ansiedad desbordada y fuera de control, donde definitivamente no nos fue para nada tan bien, como hubiésemos querido. No es de esperar, con todo esto, que la ansiedad termine por convertirse para muchos de nosotros en algo “tan desafiante” y parecido a lo que sería el monstruo de debajo de la cama para un niño.
Entendiendo la ansiedad sin huir de ella
Dicho esto, entonces, ¿qué es la ansiedad y cómo podemos definirla desde una mirada que nos permita entenderla un poco más sin tener ganas de huir de ella? Un primer paso puede ser comenzar separando el concepto de trastorno de la ansiedad del de ansiedad como emoción, ya que son dos cosas algo distintas, pero entonces, ¿qué es la ansiedad como emoción? Y en todo caso ¿qué es una emoción?
Especialistas en Ansiedad del Centro de Bienestar Emocional Esencia, plantean que la ansiedad es básicamente una emoción normal y natural que produce algunos cambios físicos en nuestro cuerpo en conjunto con un aumento de nuestro estado de alerta que vienen acompañados de pensamientos anticipatorios sobre “cosas que pudiesen pasar”; y esta, puede tener diferentes intensidades e ir desde un nivel que nos permita estar bien orientados hacia la resolución de algún problema real, hasta el bloqueo mental como consecuencia se sobredimensionar la situación, subestimar nuestras capacidades para enfrentar el problema, quedarnos sobrepasando o incluso intentando calmarnos una y otra vez sin mucho éxito.
Hasta el momento, todo parece indicar, que la ansiedad como emoción, es una experiencia que por sí sola no debería tener poder absoluto para complicarnos la existencia en este mundo, sino, que la clave, estaría la gran mayoría de las veces, en lo que hacemos con ella cuando notamos que se está asomando a través de nuestro cuerpo y mente. Entonces, ¿cómo podríamos haber estado respondiendo a esta emoción, todo este tiempo, para que la ansiedad no haya jugado tan a nuestro favor?
Comparto algunas de ellas que pueden estar tan arraigadas en nuestro estilo que vida, y que probablemente no se nos haya ocurrido siquiera cuestionarlas durante mucho tiempo, aquí algunas que nos presenta el Terapeuta Cognitivo Conductual:
- Buscar y priorizar la distracción y el no pensar en el problema a través del alcohol, juego o de exagerar con alguna actividad que pueda parecer saludable, solo para no pensar.
- Intentar evitar a toda costa lugares, actividades o personas que desencadenan ansiedad u otro malestar.
- Priorizar el estar tranquilo y calmado una y otra vez incluso cuando eso signifique poner en peligro o postergar algo que nos importe.
- Preocuparse en exceso ante cualquier situación para sentir que se está preparado ante cualquier evento que pudiese pasar.
- Comprobar una y otra vez que no se están presentando o que se presentarán supuestos problemas
- Postergar una y otra vez una actividad porque no te sientes preparado o no llega el momento perfecto para empezar.
Si te han resultado familiares, quizá estas preguntas puedan ayudarte a saber si es buena idea seguir con esto: ¿cuánto tiempo y esfuerzo les estás dedicando a estas estrategias? ¿Has conseguido librarte permanentemente de la ansiedad aplicándolas? ¿Cuánto tiempo te han ayudado en el corto, mediano y largo plazo a sentirte mejor? ¿Cuánto tiempo más dispones de energía para seguir con esto? Y ¿a qué costo?
Todas estas conductas son diferentes formas de estrategias de evitación de la ansiedad, sea mediante la huida, la lucha, la comprobación compulsiva o el control, etc. cada una de ellas parece funcionar solo en el corto plazo, lo que además las convierte en esclavizantes porque para que “sirvan”, hay que estar repitiéndolas de vez en vez y, por otro lado, además resultan ser un distractor que nos quita dirección y nos hace descuidar o postergar acciones que nos dirigen a lo que realmente importa.
Los psicólogos especialistas en ansiedad te dejan con algunas preguntas de reflexión: mirando en retrospectiva ¿A qué has renunciado esta semana por la ansiedad? ¿Alguna área de tu vida, que sea importante para ti, está siendo dañada últimamente? ¿Cuál ha sido tu intento de evitación de ansiedad que más tiendes a repetir? Y finalmente. ¿estarías dispuesto a experimentar más ansiedad en el corto plazo, si esto significara estar más cerca de la vida que has estado buscando?
Fuente: Elizabeth Diaz. (2025, marzo 5). ¿Es la ansiedad tan mala como parece?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/es-ansiedad-tan-mala-como-parece