Respondemos a la pregunta de cuánto tarda en desarrollarse la anorexia y cuáles son sus efectos.
La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) cada vez más habitual entre las personas jóvenes. Suele aparecer no antes de la adolescencia y, aunque afecta tanto a los hombres como a las mujeres, el riesgo de sufrir anorexia nerviosa en éstas últimas es mayor. La temprana edad en la que se desencadena la anorexia nerviosa no hace otra cosa que añadir una solapa más a las inquietudes de los padres, profesionales e investigadores: si los TCA son los trastornos de salud mental con mayor tasa de mortalidad y afectan principalmente a chicas y chicos en plena etapa de crecimiento, ¿qué podemos hacer al respecto para prevenirlos?
En línea con ello, una estrategia para la prevención de la anorexia nerviosa y otros TCA es la difusión de información responsable con el objetivo de que sea más fácil detectar la patología. A veces, la anorexia nerviosa puede pasar desapercibida, colándose como una conducta normal o de poca importancia, cuando en verdad requiere de la rápida atención de un equipo interdisciplinario de profesionales. Una de las preguntas más habituales en torno a la anorexia nerviosa refiere a cuánto tiempo tarda en desarrollarse la anorexia nerviosa. En este artículo, abordaremos los aspectos generales que deben ser tenidos en cuenta a la hora de hablar de anorexia y responderemos a esta pregunta.
La anorexia nerviosa: qué es y cuáles son sus tipos
Una persona que sufre de anorexia nerviosa se caracteriza por restringir de forma sostenida en el tiempo de la ingesta de alimentos. Dicha conducta suele perseguir el logro de una imagen corporal delgada y evitar la ganancia de peso, y suele estar acompañada de pensamientos y creencias distorsionadas acerca de su cuerpo, la comida, y/o su propia persona.
Podemos distinguir dos tipos de anorexia nerviosa de acuerdo a la estrategia desarrollada para no ganar peso. Por una parte, la anorexia de tipo restrictiva se caracteriza por la limitación de la cantidad de comida ingerida mediante el empleo de estrategias como evitar compartir almuerzos o cenas con familia o en público para que no se les vea saltar una comida, hacer ejercicio en exceso antes o después de comer, tomar mucha agua con el objetivo de calmar el hambre, entre otras. Por otro lado, la anorexia de tipo purgativa, además de contar con estas restricciones, se caracteriza por atracones sucedidos por una conducta de purga, que consiste en inducir el vómito o consumir laxantes a causa de la aparición de sentimientos de culpa y arrepentimiento por la ingesta.
Una patología catapultada por siglo XXI
Los TCA no son trastornos menores, pero tienden a ser pasados por alto ya que hay conductas específicas que están muy normalizadas en nuestra cultura. A lo largo de la historia, muchas culturas han adoptado distintas formas de restricción y ayunos como medidas religiosas.
Sin embargo, en tiempos pasados los TCA no podrían jamás alcanzar la prevalencia y magnitud que hoy en día presentan. Los medios de comunicación nos bombardean con anuncios, propagandas e imágenes de cuerpos delgados y perfectos que se instalan como hegemónicos, a los que todos deberíamos aspirar. Todo cuerpo fuera del estándar está en falta. A las personas en el siglo XXI se nos insta a someternos a regímenes alimentarios sumamente restrictivos, con el único objetivo de perder peso, en lugar de incentivarnos a aprender a comer de forma más saludable o disfrutable.
Esta tendencia se sostiene incluso cuando está estudiado que la restricción solo nos lleva a sentirnos más insatisfechos, a comer más de lo que quisiéramos y en algunos casos al descontrol y a los atracones. En parte, estas características configuran lo que muchos autores llaman la “cultura de la dieta”. No podemos ignorar el factor cultural o ambiental, ya que uno de los factores de riesgo que pueden desencadenar anorexia nerviosa en un o una adolescente es que anteriormente haya sido sometido/a a una dieta, dietas que están por todas partes.
Al mismo tiempo, estamos expuestos al consumo de tentadores productos, como polvos y comprimidos quemagrasas o aparatos tecnológicos para perder peso. Lo paradójico es que, al mismo tiempo, en los supermercados y almacenes tenemos disponibles mayoritariamente productos ultraprocesados y de poca calidad nutricional. El sedentarismo y la vida urbana hace más difícil que estemos en movimiento y practiquemos actividades deportivas. Y por no hablar de la tendencia creciente a tener muy poca conciencia de lo que ingerimos debido al uso excesivo de distractores, como teléfonos móviles, televisores y otros dispositivos electrónicos.
Sobre detectar a tiempo la anorexia
Por lo tanto, si a nivel sociocultural no estamos todavía preparados para prevenir la anorexia nerviosa mediante la modificación de estos factores nocivos para la salud, es muy importante que padres, amigos y profesionales consigan detectarlos y actuar a tiempo.
Como dijimos, sabemos que los pacientes con anorexia nerviosa tienen la mayor tasa de mortalidad entre los trastornos de salud mental debido a la gran pérdida de peso que suele conllevar la enfermedad. Sin embargo, esto no quiere decir que un caso de anorexia —o de cualquier TCA— sea menos grave si el o la paciente no ha perdido demasiado peso. La gravedad está determinada por la malnutrición, es decir, por el repertorio de conductas con las que cuenta una persona a la hora de relacionarse con su alimentación. Una persona puede tener un “peso normal” dentro de los estándares médicos y aun así tener un TCA severo.
También es relevante notar que hablamos de “peso normal”, con comillas, como así también podríamos hablar de “obesidad”, “sobrepeso” y otros términos del paradigma médico. El uso de esta terminología es discutido en la actualidad. Esto no es porque no sean válidos, sino porque están enfocados en el peso como única medida significativa y porque ignoran la posibilidad de que una persona esté en su “peso saludable” —por factores genéticos, ambientales, etcétera— y que se encuentre por encima o por debajo de los percentiles normales para el Índice de Masa Corporal (IMC).
Por ejemplo, hay posturas que proponen desplazar el enfoque de los tratamientos, descentralizando la importancia de la pérdida de peso y priorizando los avances de salud que va logrando el individuo. Esto se debe a que algunas medidas, como el IMC, podrían brindar cierta información rápida a un nutricionista, pero no dice demasiado sobre valores nutricionales o la forma de comportarse de un paciente en torno a la comida. Estos enfoques buscan prestar atención al descontrol alimentario y a aquellas conductas problemáticas (o conductas problema) que la persona lleva a cabo.
¿Cuánto tiempo tarda en desarrollarse la anorexia nerviosa?
La información expuesta será de utilidad para responder a la siguiente pregunta: ¿Cuánto tiempo tarda la anorexia nerviosa en desarrollarse? En primer lugar, se desconoce cuál es la causa de la aparición de la anorexia nerviosa, tal como ocurre con muchos otros trastornos psicológicos. Como hemos visto, conocemos algunos factores que podrían sentar las bases para que se desarrolle un caso de anorexia nerviosa. Algunos son: haber llevado a cabo alguna dieta con el fin de restringirse y bajar de peso, ser mujer, estar expuesto/a de forma recurrente a situaciones de alto estrés o ansiedad o contar con una predisposición genética, participar de actitudes sociales que promuevan conductas restrictivas o que promulguen discursos de rechazo hacia los cuerpos grandes, entre tantos otros factores.
Podemos pensar cada uno de ellos como cada uno de los materiales que componen los cimientos de una casa: si no hay suficientes elementos, no será posible que se construya una casa (el TCA). En cambio, mientras más materiales haya disponibles, más grande podrá ser la casa que se alce encima.
Por lo tanto, ante la pregunta por el cuándo emerge un caso de anorexia nerviosa, la respuesta es que dependerá del momento en el que converjan los suficientes factores predisponentes o de riesgo en un individuo. Una vez que el trastorno se consolida y aparecen la mayoría de los signos y síntomas característicos de la anorexia hablamos del transcurso de la enfermedad.
Es muy difícil determinar cuánto tarda en desarrollarse la anorexia ya que, a diferencia de otros trastornos de salud mental, registrar su momento de inicio es una tarea difusa. Los primeros síntomas suelen ser detectados de forma tardía ya que, en un principio, tienden a ser desestimados, ignorados u ocultados por la persona que sufre el trastorno; también así por las personas a su alrededor. Además, si consideramos que muchos/as pacientes con anorexia nerviosa tienden a descender de peso, a nivel neurobiológico esto afecta a su insight o capacidad de tomar conciencia acerca de su situación. Desde los síntomas más “leves” hasta los más restrictivos pueden pasar solo algunos meses, pero también existe la posibilidad de que una persona esté tan habituada a ciertos pensamientos y conductas compatibles con un TCA que transcurran años hasta que busque atención profesional.
En definitiva, el conocer que la anorexia nerviosa tarda un período de tiempo distinto en desarrollarse dependiendo de cada persona, según los factores predisponentes que a ésta le afecten en un momento de su vida, tiene como finalidad enfatizar la importancia de estar siempre atentos a la posibilidad de que un amigo, familiar o uno/a mismo/a sufra este trastorno. Éste 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Por ello, compartir información respecto a este tema es también una forma de prevención.
Fuente: Ignacio García Vicente / psicologiaymente.com