¿Alguna vez has utilizado el rincón de pensar con tu hijo? Piénsalo bien, porque no es una estrategia educativa adecuada.
El rincón de pensar es una práctica extendida que los padres suelen usar mucho debido a que es sencillo para ellos. De esa forma, se quitan al niño de encima para que se relaje y se calme solo. Por su parte, el adulto mira hacia otra parte. Sin embargo, esa no es la finalidad del rincón de pensar. De hecho, para usarlo bien nunca habría que dejar solo al niño con sus pensamientos. Por el contrario, siempre hay que guiarle entre sus emociones.
El rincón de pensar se considera una estrategia de modificación de conducta que no solo se utiliza en las familias, sino también en las escuelas. La misma consiste en que el niño quede excluido de la actividad o del momento y que se siente en una silla, en un rincón. La idea es que sea capaz de reflexionar por sí mismo y que, como por arte de magia, cambie su conducta.
Evidentemente, este método no funciona. Además, para el niño tan solo es un castigo más que le impone el adulto y que no le ayuda a pensar qué es lo que sucede realmente. El rincón de pensar nada tiene que ver con la crianza positiva, en la que el respeto y la empatía deben formar la base principal.
Consecuencias negativas de usar el rincón de pensar
El rincón de pensar no es una buena estrategia educativa. De hecho, no se debería utilizar y menos para dejar solo al niño con sus pensamientos. De esta manera, el pequeño no logra comprender muy bien qué es lo que tiene que reflexionar o cómo debería cambiar su comportamiento. Además, también contiene consecuencias negativas que debes tener presente.
Se convence de que es malo
El niño piensa que es malo, que lo que ha hecho está mal, que no es digno de ser querido y que por eso lo exilian de la situación. Lo peor de todo es que si se le dice que es malo o realmente lo piensa, se pondrá una etiqueta que será muy difícil de eliminar después.
No aprende a controlar las emociones
Cuando se le envía al rincón de pensar, en ningún momento se le enseña a identificar o poner nombre a sus emociones. Tampoco aprende cómo las emociones quieren decirle que algo pasa y que es importante buscar soluciones para estar mejor. Los niños pequeños no saben resolver estas situaciones por sí mismos, por lo que es fundamental guiarles en la búsqueda de soluciones para un mejor equilibrio emocional.
Se siente abandonado emocionalmente
Cuando un niño se sienta en la silla de pensar, siente que no es importante y que sus emociones no deberían existir. Esto les hace sentirse abandonados emocionalmente, algo que les afectará gravemente a la autoestima, y creen que hasta sería mejor dejar de sentir.
La próxima vez, reprimirán sus emociones
Si el niño se siente aislado, la próxima vez quizá reprima sus emociones. Pensará que las emociones más intensas o menos agradables son inaceptables y que no merecen ser respetadas ni amadas. Así, aprenderá a separarse de lo que siente y pensará que no es digno del amor de nadie. Incluso, las explosiones de ira serán cada vez mayores. Por este motivo, una actitud comprensiva es fundamental para la crianza de los hijos.
Qué hacer ante un mal comportamiento
Por supuesto, los malos comportamientos no se pueden tolerar, por lo que es necesario saber qué hacer al respecto. Recuerda que es fundamental educar desde la calma, la empatía, la comprensión, el respeto y el amor incondicional. Los límites son necesarios, pero siempre desde el amor. Para ello, ten en cuenta lo siguiente:
- Respirar hondo y recuperar la calma. Si es necesario, cuenta hasta 10 o hasta 100 mientras haces respiraciones. Luego, busca esa calma que reside dentro de ti.
- Acompañamiento emocional. En estos momentos, tu hijo necesita que les acompañes emocionalmente. Es tu deber enseñarle una buena gestión emocional, sobre todo cuando el menor se siente más vulnerables. Permite que se exprese mientras le das todo tu cariño.
- Ofrece tu apoyo y buscad soluciones juntos. Es importante que siempre estés a su disposición para resolver los problemas, pero antes escucha lo que te tiene que decir y respeta su pensamiento.
Muestra tu amor incondicional
Recuerda que cuando un niño está en mitad de una rabieta, es importante mantenerlo a salvo tanto a nivel físico como emocional. No permitas que pueda sentir miedo al abandono y ayúdale a mantener la calma a través de tu atención y de tu amor incondicional. Hazle entender que siempre estará seguro a tu lado, en todos los niveles.
Fuente: María José Roldán / eresmama.com