La empatía se define como la habilidad para entender y compartir los sentimientos y experiencias de otras personas. Se trata de una tendencia innata propia de los humanos, aunque hay individuos con más facilidad que otros para llevarla a cabo.
Los seres humanos somos seres sociales y ello implica que mostramos una tendencia innata a buscar la conexión con los demás. Nuestra naturaleza implica que necesitamos vivir en grupo para poder disfrutar de bienestar físico y emocional. Es decir, se hace necesario interactuar con otras personas para sobrevivir.
No obstante, es cierto que hay personas más hábiles que otras a la hora de comprender y tener presentes las emociones, pensamientos y acciones de los demás. Esta capacidad, conocida como empatía, es esencial para poder vivir en sociedad y formar vínculos saludables con los demás. La buena noticia es que quienes muestran más problemas para empatizar pueden trabajar en ello para mejorar. En este artículo hablaremos acerca de qué es la empatía y cómo podemos desarrollarla.
¿Qué es la empatía?
La empatía se define como la habilidad para entender y compartir los sentimientos y experiencias de otras personas. Cuando empatizamos con alguien, somos capaces de ponernos en los zapatos del otro. Esto nos permite imaginarnos en su lugar y conectar con lo que puede estar viviendo como si lo experimentáramos en primera persona.
La empatía nos permite romper con el egocentrismo y entender que aunque hayamos pasado por una situación parecida a la de otra persona, ella puede vivirla de forma totalmente diferente. La tendencia a empatizar es lo que nos hace humanos, aunque no todos los individuos muestran la misma facilidad para llevarla a cabo. Mientras que algunos parecen mostrar una facilidad enorme para comprender a los demás, hay personas que pueden tener dificultad para entender lo que el otro siente y piensa. Incluso, hay quienes muestran una ausencia total de empatía, lo que muchas veces se asocia con perfiles criminales. Las personas empáticas suelen tener una serie de características comunes:
- Sensibilidad: La empatía se asocia con la sensibilidad hacia los sentimientos ajenos. Aunque ser sensible puede ser una cualidad, muchas veces puede convertirse en un problema. A veces, la empatía mal entendida puede llevarnos a sufrir demasiado por los problemas de los demás e incluso provocar una implicación excesiva en situaciones conflictivas que no tienen que ver con nosotros. Por lo tanto, esta sensibilidad puede ser un caramelo envenenado dependiendo del caso.
- Capacidad de escucha: Las personas empáticas suelen ser hábiles a la hora de escuchar de manera sincera al otro. No se limitan a oír, sino que realmente se involucran en la conversación, hacen preguntas y refuerzan lo que el otro les está contando. Por ello, suelen ser de gran apoyo para quienes están a su alrededor.
- Pensamiento flexible: Las personas empáticas saben analizar la realidad de forma moderada y flexible, teniendo presentes todos los matices que hay en cada situación. Por ello, evitan caer en pensamientos dicotómicos en términos de todo o nada.
- Tolerancia: La empatía también se vincula con la tolerancia y el respeto a los demás. Lejos de imponer su criterio, comprenden que otros pueden actuar de manera diferente a cómo ellos lo harían. Tienen una visión más abierta de las cosas y esto les permite ser tolerantes ante otros puntos de vista y realidades.
- Habilidades comunicativas: Las personas empáticas suelen ser también buenas comunicadoras. Además de expresarse de manera clara y fluida, dominan los aspectos no verbales. De la misma manera, son muy sensibles al lenguaje no verbal que emite su interlocutor, por lo que captan a la perfección pequeños matices como gestos, tono en la voz, miradas, etc.
- Bondad: La empatía hace que las personas posean más bondad y se alejen de estereotipos y prejuicios. No juzgan a los demás antes de tiempo y siempre presuponen que los otros también son buenos por naturaleza.
- Asertividad: Las personas empáticas suelen ser asertivas, es decir, son buenas comunicando sus necesidades y deseos sin que esto suponga pisar los de los demás. Nunca caen en un estilo agresivo ni avasallan a los demás, pues son conscientes de que esto podría herir a la otra persona. En algunos casos, cuando la empatía no se gestiona de manera correcta es posible que se pierda la capacidad asertiva en favor de un estilo más pasivo y sumiso. En este caso, pensar tanto en los demás puede jugar en contra, haciendo que la persona se olvide de sus propias necesidades y derechos.
Cómo desarrollar la empatía: 6 claves
Como venimos comentando, la empatía es una capacidad innata del ser humano, aunque no todo el mundo muestra la misma facilidad para desarrollarla de forma natural. Sin embargo, lo cierto es que la empatía puede ser entrenada, permitiendo así ampliar nuestra visión del mundo y de los demás. Contar con una buena capacidad empática es positivo para nuestras relaciones sociales y nuestra salud mental. Sólo cuando hay empatía podemos formar vínculos basados en la confianza, la comunicación y el respeto. A continuación, comentaremos algunas claves que nos pueden ayudar a desarrollar la empatía.
1. Aparta tus prejuicios
Uno de los principales obstáculos para ser empático tiene que ver con los prejuicios. Si te dedicas a juzgar al otro y criticar su forma de actuar, te será muy difícil ir más allá y comprender por qué ha podido comportarse de esa manera. Revisa tus ideas preconcebidas y cuida que esto no te haga actuar de forma insensible ante los demás.
2. Cuida la comunicación
Como ya vimos, las personas empáticas son muy hábiles en el terreno de la comunicación. Se expresan con fluidez y saben escuchar bien. Por ello, es importante que trates de mejorar tu forma de comunicarte con los demás. Trata de mirar a los ojos y poner toda tu atención en lo que esa persona te cuenta. No interrumpas ni estés pendiente de otras distracciones, ya que eso te impedirá conectar con el otro, que se sentirá probablemente ignorado. En algunos casos incluso es positivo que trates de hacer preguntas que incentiven a esa persona a seguir hablando o aclarar ciertos aspectos.
3. Participa en tu comunidad
Otra forma muy interesante de fomentar la empatía es colaborar en actividades solidarias. Participar en algún tipo de entidad como voluntario te ayudará a vivir de cerca los problemas de otros y poner tu granito de arena para mejorar sus vidas. Esta experiencia tan directa puede ser muy útil para ampliar la mirada y salir del egocentrismo que muchas veces nos impide atender a lo que le ocurre a los demás.
4. No culpes a los demás por lo que les ocurre
Uno de los grandes errores que impiden empatizar con los demás tiene que ver con evaluar las acciones de los demás desde nuestra mirada y experiencias. Juzgar lo que el otro hace desde nuestro prisma no es adecuado e incluso resulta injusto, pues la realidad del otro puede ser mucho más compleja que la nuestra. Tratar de entender los motivos que pueden estar detrás de la reacción del otro es lo mejor que podemos hacer. Incluso si esa persona se ha equivocado, recuerda que todos cometemos errores y no por ello debemos machacarnos.
5. Recuerda que no eres el centro del mundo
Todos podemos caer en el error de creernos el ombligo del mundo e interpretar la realidad desde nuestra visión egocéntrica. Asumir que somos el centro nos impide tener en consideración los sentimientos y puntos de vista de los demás, ya que siempre creemos que los nuestros son más importantes. Abandonar este egocentrismo es fundamental para mejorar nuestra capacidad empática y abrirnos al mundo desde una perspectiva más tolerante y comprensiva.
6. No des consejos no pedidos
A veces, tratando de ayudar al otro nos lanzamos a dar un consejo que no se nos ha pedido. Aconsejar no necesariamente nos va a hacer más empáticos, todo lo contrario. En muchos casos, la mejor manera de conectar con el malestar del otro es escuchar, brindar apoyo y decir palabras honestas sin muchas florituras. En materia de empatía a veces menos es más, ya que un consejo no pedido puede generar distancia con el otro por ser vacío, simplista e incluso ofensivo.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de qué es la empatía y cómo es posible entrenarla. Empatizar nos permite comprender y tener en consideración los sentimientos de los demás. Cuando somos empáticos logramos conectar con el otro y entender su manera de actuar, ya que vivimos sus circunstancias como si fueran las nuestras. La empatía es una de las bases para lograr formar vínculos saludables con los demás y es algo innato en los humanos. Sin embargo, no todo el mundo muestra la misma facilidad natural para ponerla en práctica.
De hecho, hay quienes muestran una ausencia total de empatía, lo que puede asociarse con actitudes criminales. En general, las personas empáticas son sensibles, adoptan un pensamiento flexible, muestran bondad, capacidad de escucha, habilidades comunicativas y asertividad. Ser más empáticos es posible si aprendemos a apartar nuestros prejuicios, cuidamos la comunicación, participamos activamente en voluntariados, adoptamos una visión libre de juicios frente a los demás, abandonamos el egocentrismo y evitamos dar consejos que no se nos han pedido. Todo ello nos permitirá conectar más con lo que los demás sienten y abrirnos al mundo con una visión más abierta y tolerante.
Fuente: Natalia Menéndez Martínez / azsalud.com