El yoga es una práctica milenaria que en la actualidad es ampliamente practicada por sus numerosos beneficios para la salud no sólo física, sino también mental.
Todos sabemos que el deporte es bueno para la salud. Practicarlo de manera habitual y hacerlo parte de nuestra rutina sólo brinda beneficios para la salud física y mental. Sin embargo, muchas veces la concepción que tenemos de lo que es el deporte es algo limitada. Más allá del entrenamiento propio de los gimnasios (correr, hacer pesas…) hay maneras de hacer ejercicio que, aunque poseen un ritmo más lento, constituyen una excelente forma de ejercitar nuestro cuerpo y nuestra mente. Este es el caso del yoga, una práctica que en los últimos años ha ido ganando popularidad. En este artículo hablaremos acerca de los beneficios psicológicos más importantes que podemos obtener si realizamos yoga.
¿Qué es el yoga?
Aunque posiblemente hayas oído hablar del yoga cientos de veces, probablemente desconozcas con exactitud en qué consiste este tipo de ejercicio. En general, el yoga se define como una práctica física y mental milenaria que ofrece beneficios para nuestra salud al favorecer la firmeza del cuerpo y la estabilidad de la mente.
Con la práctica del yoga, las personas pueden aprender a conectar con su cuerpo, su mente y su respiración. Esto se consigue mediante el uso de determinadas posturas y ejercicios de respiración y meditación. Aunque los orígenes del yoga son orientales y se remontan a la antigüedad, hoy en día la población occidental recurre a este tipo de práctica para hacer ejercicio y reducir el estrés. Si bien estamos hablando del yoga de manera muy general, lo cierto es que hay muchos estilos de yoga diferentes. Entre ellos encontramos los siguientes:
- Ashtanga: Se trata del yoga más complejo, ya que requiere un alto dominio del cuerpo porque se pasa de una postura a otra con gran velocidad.
- Bikram: Este tipo de yoga se practica en un entorno a alta temperatura (35ºC-37,8ºC), lo que tiene como finalidad estirar la musculatura a la vez que el cuerpo se purifica mediante el sudor.
- Hatha: Este yoga es el más estándar, en el que se combinan posturas y ejercicios de respiración.
- Integral: Este yoga tiene un estilo más suave y cuenta con un elemento más espiritual, ya que incluye elementos como cánticos y meditación.
- Iyengar: En este tipo de yoga se busca alinear el cuerpo con posturas que se mantienen durante lapsos prolongados de tiempo.
- Kundalini: En este tipo de yoga se hace énfasis en el componente respiratorio, tratando de liberar la energía de abajo a arriba.
- Viniyoga: Esta modalidad consiste en un yoga adaptado a las características particulares de cada persona, como su edad, género o experiencia.
Habitualmente, las clases de yoga tienen una duración de 45 a 90 minutos. Aunque, como vemos hay diferentes tipos de yoga, todos ellos comparten tres elementos esenciales:
- Respiración: La respiración es una parte clave del yoga, por lo que es importante aprender a controlarla adecuadamente con ayuda de un instructor.
- Posturas: Las posturas constituyen movimientos de diferente tipo que permiten fortalecer el cuerpo y entrenar su equilibrio y flexibilidad. Existen muchos tipos que varían en función del grado de dificultad.
- Meditación: La meditación permite dotar al yoga de un componente espiritual que ayuda a la persona a relajarse y calmar su mente.
9 beneficios psicológicos del yoga
Como vemos, el yoga es un deporte que tiene todas las cualidades para beneficiar a nuestro estado psicológico. A continuación, vamos a comentar algunos de los beneficios más señalados que este deporte puede brindar a nuestra salud emocional.
1. Reduce el estrés
Vivimos en una sociedad que cada vez avanza más rápido y donde el trabajo y las obligaciones abarcan una parte enorme de nuestro día a día. De esta manera, el estrés y la ansiedad son uno de los problemas más comunes entre la población. En este sentido, el yoga puede ser un buen aliado porque reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Así, cuando conectamos con el cuerpo y la mente con esta práctica aprendemos a vivir con más serenidad en el día a día.
2. Mejora el descanso
Cuando practicamos yoga también favorecemos el incremento de nuestros niveles de serotonina. Este neurotransmisor participa en la regulación de nuestro estado de ánimo y también produce melatonina, la hormona reguladora de nuestros ciclos de sueño. Por ello, ejercitarnos con esta práctica es una excelente manera de mejorar la calidad de nuestro descanso. Teniendo en cuenta que el insomnio es un problema ampliamente extendido en la población general, se trata de un beneficio más que interesante.
3. Mejora el estado de ánimo
Como venimos comentando, el yoga favorece el incremento de serotonina, que se encuentra implicada en la regulación de nuestro estado de ánimo. Por ello, el yoga puede ayudarnos a mantener un mejor humor general, lo que nos previene de sufrir problemas como la ansiedad o la depresión.
4. Incremento de la concentración
Como ya adelantamos, el yoga es un deporte que nos permite entrenar el equilibrio, la coordinación y la respiración. Todo ello nos obliga a poner en marcha la atención focalizada en lo que estamos haciendo, de manera que trabajamos la concentración.
5. Mejora las relaciones sexuales
Sí, has leído bien. El yoga hace que nuestros músculos ganen flexibilidad. Esto incluye también aquellos de la zona pélvica, lo que puede favorecer una vida sexual mucho más satisfactoria. Además, la reducción del estrés y la mejora del humor también retroalimentan este efecto, ya que al estar más relajados mostramos mayor deseo y disposición en las relaciones íntimas.
6. Buena alternativa para quienes sufren o han sufrido un TCA
Los trastornos de la conducta alimentaria implican una relación difícil con el cuerpo y la comida. En este sentido, la forma en la que se vive el deporte suele verse perjudicada, pues este se utiliza como forma de compensar lo ingerido en lugar de recurrir a él como una forma de autocuidado. Retomar el deporte en un proceso de recuperación de un TCA no es fácil, por lo que es importante contar con profesionales de la actividad física que puedan planificar un entrenamiento personalizado y adaptado a la situación del paciente.
Sin embargo, en general parece que el yoga es una buena alternativa para reconciliarse con el ejercicio desde un enfoque saludable, ya que se trata de un deporte suave que fomenta la relajación y la conexión con el cuerpo. Además, el yoga fomenta la concentración en el propio ejercicio, lo que puede ayudar a reducir la preocupación por la comida y la ansiedad. Por todo ello, se trata de una apuesta segura a la hora de regresar al movimiento en personas con estas problemáticas.
7. Mejora de la memoria y el aprendizaje
La práctica del yoga de forma habitual puede incrementar la densidad de materia gris en nuestro hipocampo. Este tejido del cerebro tiene un importante papel en nuestros procesos de razonamiento, por lo que hablamos de un ejercicio muy estimulante a nivel cognitivo. Por ello, recurrir al yoga de forma cotidiana puede beneficiar notablemente nuestra memoria y capacidad de aprendizaje.
8. Nos ayuda a vivir en el momento presente
Uno de los grandes problemas que tenemos es que solemos vivir el día a día con el piloto automático activado. No estamos atentos a lo que hacemos en cada momento, sino que estamos pensando en el pasado o el futuro. Nos anclamos en todo tipo de pensamientos que nos alejan del aquí y el ahora, lo que favorece el desarrollo de cuadros de ansiedad. Para evitar esto, el yoga es una excelente estrategia, pues contribuye a fomentar la concentración en el momento presente. Al ser un ejercicio tan exigente en términos de coordinación y concentración, requiere una focalización total en la acción. Por eso, nos ayuda a desconectar de los pensamientos y las preocupaciones que suelen rondar por nuestra mente.
9. Aumenta la flexibilidad psicológica
Al hilo de lo anterior, el yoga también nos ayuda a mantener la total conciencia en nuestras sensaciones sin juzgarlas. Se trata de una práctica que nos ayuda a relativizar, tomar perspectiva y abrir nuestra mente. Por ello, fomenta la flexibilidad psicológica y la apertura a la experiencia.
Fuente: Natalia Menéndez Martínez / azsalud.com